Cuando Augusto se escapo de su casa tenia solo 15 años, su padre jamás le hubiese permitido un desplante de tal naturaleza….esa fue la primera gran rebelión contra la férula paterna…..
Augusto quiso incorporarse al ejercito para prestar servicio a su país en la guerra del Chaco… lo destinaron a la retaguardia en los servicios de enfermería (presumiblemente por su juventud), el pandemónium que reinaba en los lugares donde se atendían a los heridos, marco su vida para siempre…..
En el decir del medico Paraguayo Vasconcellos, los hombres encontraban la muerte bajo cada arbusto raquítico buscando una sombra refrescante imaginaria, la sed los atormentaba hasta el momento del deceso, pintando en sus rostros la imagen congelada del horror y el padecimiento en un rictus monstruoso.
Murieron por lo menos 100.000 hombres en esa guerra, entre 30.000 y 40.000 fueron paraguayos, un gran porcentaje murió de sed y de malaria….. Fue una guerra cruel y despiadada… signada por la intervención de multitud de petimetres militares que paseaban sus botas lustrosas al servicio de la pompa extranjera….. Las granadas de los morteros produjeron cantidad de mutilaciones que abarrotaron los centros de atención hasta no dar abasto y Augusto conservo en su memoria joven esas imágenes de violencia innecesaria y fraticida…..
Cuando todo termino tanto paraguayos como bolivianos se estrecharon en un abrazo emocionado de hermanos, Felipe Velilla aguerrido General Paraguayo relato como aquellos que enarbolaban diestramente el machete en los combates para despenar a los “bolita”, salían durante la noche de las trincheras a llorar tocando canciones en las guitarras y los charangos con sus contrincantes del día siguiente…
Augusto atesoro en su memoria y corazón el encuentro de los generales Peñaranda y Estigarribia en 1935, no hubo palabras recias ni protocolares, solo un abrazo de caballeros y el reconocimiento de la bravura y el honor que sellaron el fin de la guerra del Chaco.
Augusto volcó toda esa vivencia y angustia y se declaro a si mismo acérrimo enemigo del despotismo y la dominación injusta, del despropósito de la lucha armada contra pueblos hermanos. Eso le acarreo grandes sinsabores (incluso el destierro), me da escozor escribir en este blog que incluso se atrevieron a quitarle su ciudadanía, simplemente porque animado de un espíritu atávico redentor, denunciaba la injusticia, el atropello y la prepotencia de los traidores de siempre…..
Tuvo que refugiarse lejos en Argentina y Europa, pareciera que el destierro por causas injustas esta reservado solo a grandes hombres, pero en cierta forma ese despojo fue enriquecido con el aporte de otras culturas, para luego retornar con un bagaje de experiencias y conocimientos que volcó en la cultura del Paraguay con toda la fuerza y el poder de su palabra escrita….
70 años transcurrieron desde aquella guerra infausta, fue despojado de su ciudadanía paraguaya, pero llego a ser Ciudadano Español y Ciudadano Frances, para luego retornar a su patria con honores y descansar sus últimos años en paz……Se llamaba Augusto Roa Bastos.
Augusto quiso incorporarse al ejercito para prestar servicio a su país en la guerra del Chaco… lo destinaron a la retaguardia en los servicios de enfermería (presumiblemente por su juventud), el pandemónium que reinaba en los lugares donde se atendían a los heridos, marco su vida para siempre…..
En el decir del medico Paraguayo Vasconcellos, los hombres encontraban la muerte bajo cada arbusto raquítico buscando una sombra refrescante imaginaria, la sed los atormentaba hasta el momento del deceso, pintando en sus rostros la imagen congelada del horror y el padecimiento en un rictus monstruoso.
Murieron por lo menos 100.000 hombres en esa guerra, entre 30.000 y 40.000 fueron paraguayos, un gran porcentaje murió de sed y de malaria….. Fue una guerra cruel y despiadada… signada por la intervención de multitud de petimetres militares que paseaban sus botas lustrosas al servicio de la pompa extranjera….. Las granadas de los morteros produjeron cantidad de mutilaciones que abarrotaron los centros de atención hasta no dar abasto y Augusto conservo en su memoria joven esas imágenes de violencia innecesaria y fraticida…..
Cuando todo termino tanto paraguayos como bolivianos se estrecharon en un abrazo emocionado de hermanos, Felipe Velilla aguerrido General Paraguayo relato como aquellos que enarbolaban diestramente el machete en los combates para despenar a los “bolita”, salían durante la noche de las trincheras a llorar tocando canciones en las guitarras y los charangos con sus contrincantes del día siguiente…
Augusto atesoro en su memoria y corazón el encuentro de los generales Peñaranda y Estigarribia en 1935, no hubo palabras recias ni protocolares, solo un abrazo de caballeros y el reconocimiento de la bravura y el honor que sellaron el fin de la guerra del Chaco.
Augusto volcó toda esa vivencia y angustia y se declaro a si mismo acérrimo enemigo del despotismo y la dominación injusta, del despropósito de la lucha armada contra pueblos hermanos. Eso le acarreo grandes sinsabores (incluso el destierro), me da escozor escribir en este blog que incluso se atrevieron a quitarle su ciudadanía, simplemente porque animado de un espíritu atávico redentor, denunciaba la injusticia, el atropello y la prepotencia de los traidores de siempre…..
Tuvo que refugiarse lejos en Argentina y Europa, pareciera que el destierro por causas injustas esta reservado solo a grandes hombres, pero en cierta forma ese despojo fue enriquecido con el aporte de otras culturas, para luego retornar con un bagaje de experiencias y conocimientos que volcó en la cultura del Paraguay con toda la fuerza y el poder de su palabra escrita….
70 años transcurrieron desde aquella guerra infausta, fue despojado de su ciudadanía paraguaya, pero llego a ser Ciudadano Español y Ciudadano Frances, para luego retornar a su patria con honores y descansar sus últimos años en paz……Se llamaba Augusto Roa Bastos.
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