sábado, abril 25, 2009

Cruzando el Parana


A Gregorio le encontraron en la parte de atrás de su vivienda en el ranario, estaba con la boca abierta y sumamente hinchado, llevaba dos días de fallecido… un ataque cardiaco fulminante le mando a la otra vida casi sin transición, yo sospechaba que no se cuidaba lo suficiente, le había visto palidecer y sudar en algún viaje en tren….
Le conocí en la asociación de ranicultores en la cual fungi de secretario por un breve lapso…. Descubrí que la cría intensiva de especies exóticas como las Bull-frog requiere de mucha organización y que muy pocos estaban dispuestos a compartir sus secretos, me desvincule del grupo cuando vi. Que empezaban a circular ciertos intereses contradictorios… me gusta manejar mis asuntos sin complicaciones, aunque después de un tiempo me entere de la ingrata nueva con Gregorio y me arrepentí un tanto…. Era un tipo pintoresco, desde el principio había sido el motor de las actividades ranas… su ranario se llamaba Avausú el que yo tenia era, si se quiere decir, algo pretencioso.. “Buenos Aires Delta Grenouille”…..
Me hubiese gustado compartir algunas tardes más de mate en la mesa de esterilla al pie del muelle de roble, la charla amena hasta que el sol enrojecía en las aguas del Río Paraná…. Mate amargo y bizcochitos de grasa…. La cuestión que una de esas tardes con mi amigo isleño “Pelusa” Crespo volvíamos por el Arroyo Durazno hacia el Pai Carabi cuando comenzó a arreciar el viento del sudeste, un aroma salino proveniente del mar floto sobre el río….. Note que Pelusa estaba acelerando el V8 Mercury fuera de borda…..

==Que pasa Che! .. Le grite por encima del bramido del fuera de borda….
== La marejada…. ¡La marejada nos va a madrugar en el Paraná!

Pelusa enfilo su lancha hacia el Pay Carabi como sobre un riel, una discreta ola se formo sobre la ribera a nuestro paso….. Pensé en el combustible, no le habíamos puesto mucho… y menos para un pilotaje deportivo… me imagine el glotón carburador de doble boca chupandose nuestro combustible como quien empina un trago….

Cuando arribamos al Paraná las olas eran de 3 o 4 metros y el viento soplaba como a 30 nudos….. Me arrugue todo…. Estábamos en problemas…..

Nunca se me había antojado tan ancho el Paraná como esa tarde cerca del crepúsculo, con un techo de color gris amenazante cubriendo todo el horizonte…..

A tres o cuatro metros de la costa la profundidad ya era de 7 a 10 metros, internándose un poco mas la sonda ya marcaba 25 o 30 metros……

==Cuanto combustible nos queda?... le grite a pelusa
==No mucho… dijo mirando al medio del río….. ¡Agarrate, vamos a cruzar!

Cuando se formo un valle entre dos olas de 4 metros, pelusa acelero a fondo el v8 y surcamos un trecho proa hacia el Antequera del otro lado del Paraná… al bajar el acelerador para soportar el embate de la masa liquida el cabeceo de la Regnicoli me golpeo el pecho con su parabrisas, (me dejo un moretón que duro una semana)… el viento estaba helado y nosotros empapados hasta las medias.

== ¡Agarrate gordo que allí vamos otra vez!....
Dicho y hecho acelero a fondo el v8 y yo logre apenas agarrarme del borde del parabrisas y mantener a duras penas el equilibrio…….

Cuando llegamos al otro lado y nos internamos en el refugio salvador del Río Antequera, pasamos el puesto de la prefectura unos 50 metros y el motor consumió el último aliento de combustible……..
Ambos suspiramos aliviados….

La historieta de mi amigo isleño galopando por la costa y mangueando combustible a los gendarmes es historia para otro post…. Je je je

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